Con la inexperiencia en mecánica y hojalatería, nos encontramos con mecánicos deshonestos que aprovecharon nuestra falta de conocimiento y sacaron provecho económico de nuestra ingenuidad. A pesar de la desilusión y las dificultades, continuamos con nuestra búsqueda de joyas automovilísticas en pueblos y motores para los mismos.

Después de ocho meses de frustración, decidimos cambiar de estrategia. Comenzamos a comprar motores y restaurarlos con la ayuda de mecánicos expertos supervisados, lo que nos ayudó a obtener los resultados que queríamos sin caer en estafas o fraudes.

Hoy, podemos decir con orgullo que hemos aprendido mucho de esta experiencia. Descubrimos que el negocio de la restauración de autos antiguos es un mundo celoso y lleno de gente sin escrúpulos que se aprovecha de la pasión de las personas. Pero también aprendimos que, con el enfoque correcto, la pasión y el conocimiento adecuado, podemos lograr nuestros objetivos sin tener que pagar un precio tan alto.

Hoy estamos orgullosos de ver más autos restaurados y de romper el mito de que al adquirir un auto como estos, estaremos embarcándonos en una aventura sin fin y gastos fuera de la realidad.

En pleno siglo XXI, no encontramos limitantes para poder cumplir nuestro deseo de poder manejar algo que vale más que un auto actual en muchos de los casos.

Hoy, podemos estar orgullosos de haber aprendido más sobre lo que de verdad vivieron nuestros padres y abuelos, y para los que aún están con nosotros, es un gusto el poder ver sus expresiones cuando de algo que técnicamente se iba al kilo, andar por las calles con la potencia que les faltó en aquellos años.